miércoles, 25 de julio de 2012

Episodios II

Ningún episodio esta condenado a seguir siendo un para siempre un episodio, por que cualquier acontecimiento, aún el más insignificante, esconde dentro de sí la posibilidad de llegar a ser antes o después la causa de otros acontecimientos y convertirse así en una historia. Los episodios son como minas. La mayoría nunca explota, pero precisamente el menos llamativo de ellos se convierte un buen día en una historia que resulta extraordinaria. Va por la calle una mujer que desde lejos lo mira con una mirada que le parecerá un tanto alocada. Cuando se detiene y dice: "¿Eres tu?¡Llevo tanto tiempo buscándote!" y lo abraza. Es aquella joven que cayó desmayada en sus brazos cuando iba en busca del amor de su vida, con la persona que mientras tanto se casó. Pero la joven que de pronto le encontró en el transporte ha decidido enamorarse de su salvador y considerar aquel encuentro como una orden del destino. Le llamará cinco veces al día por teléfono, le escribirá cartas, visitará a su esposa y le explicará que lo ama desde hace tiempo, el amor de su vida perderá la paciencia y se marchará. Para escapar de la joven enamorada se ira a vivir a lado del mar, donde dejará todo atrás. Si nuestras vidas fueran infinitas, el concepto de episodio perdería sentido, porque en lo infinito cualquier acontecimiento, aun en más insignificante, encontraría su consecuencia y se desarrollaría hasta formar una historia. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario